Vivimos en un mundo de abundancia material y pobreza de lo básico: coraje, entrega, amor incondicional... Hasta que descubrimos el tesoro que significa ser uno mismo
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La única forma de relación sana con los otros es la autenticidad, el respeto y la coherencia. muchas otras capacidades que se disfrazan de habilidades sociales no son más que fruto de la actual sociedad de la apariencia. Sirven para acumular poder y dirigir grupos de personas, pero no para encontrar y entregar afecto y apoyo.
La adversidad forma parte de la vida y aún así nos sigue frustrando cada vez que nos topamos con ella, ya que la valoración "malo" o "bueno" es demasiadas veces excesiva. Los hechos de la vida son azarosas, unas veces buenos, otras neutros y en ocasiones malos. Deberíamos comprender que es imposible estar siempre bien y aceptar lo irremediable o lo que no podemos solucionar.
Desarrollamos angustia, ansiedad, porque necesitamos sentirnos seguros en un mundo que esta repleto de incertidumbre. Es una utopía (porque todo es posible y nada es seguro) pero el ego lo intenta una y otra vez.
Detrás de la ansiedad está el miedo a la nada, a no ser, a no existir. El hombre percibe su vulnerabilidad y fragilidad a través de emociones, que le recuerdan sin palabras que es débil y efímero. La ansiedad puede ser un estímulo para la vida y no una carga.
La esperanza puede ser verdadera o falsa. La falsa comienza por un intento absurdo de asegurar en un mundo inseguro. La segunda implica aprender a esperar siempre, incluso cuando no queda apenas posibilidad.